El quinto pino es una expresión popular que ha terminado utilizándose para definir un sitio que está muy lejos. Pero hoy nos referimos, no a la expresión, sino al restaurante El Quinto Pino, que está en el municipio de Fuencaliente, al Sur de La Palma. No está tan lejos de nada, pero sí que es un sitio para perderse. Para perder de vista las preocupaciones y verlo todo con otra perspectiva.
Últimamente muchos de nuestros paseos y aventuras acaban en Fuencaliente. Cada vez que vamos, me va conquistando un poco más ¡Fuencaliente tiene mucho que ofrecer! Así que- como tenemos todo el tiempo del mundo-en lugar de enredarnos hablando de varios sitios a la vez, vamos a ir con calma, rincón por rincón.
Hacía bastante tiempo que no íbamos por este restaurante ¡Qué grandísimo error! ¡No volverá a pasar! Nuestro plan surgió después de ver un cartel en las redes que anunciaba: «Ambiente chillout, puesta de sol, tapas, cócteles, y la participación de Victoria, la trovadora del sur, poetisa mágica e intensa». Reconozco que aunque me apetecía el plan, era un poco escéptica en cuanto a eso de «poetisa mágica e intensa», pero dije: «Bueno, al menos avisan, y el que avisa no es traidor. Vamos a dejarnos llevar, y a ver de qué va la cosa»
A eso de las siete y algo de la tarde nos plantamos allí, con el cuerpo entre cansado y relajado, todavía cubiertos de sal después de un grandioso día de playa. Se puede decir que íbamos predispuestos a disfrutar. Y esto es muy importante. Con el paso del tiempo me he ido dando cuenta de que, casi en cualquier situación, ya pueden ofrecerte el oro y el moro o las estrellas y la luna, que si tú no vas con mente abierta y predisposición ¡No va a pasar nada bueno! Puede parecer una tontería muy grande lo que digo, pero aun así, recuérdalo y tenlo en cuenta.

Mirador en las alturas.
Yo ya conocía el restaurante, pero nunca había estado en la parte a la que fuimos este fin de semana, «La Pérgola». Subiendo unos cuantos escalones más después del restaurante me encontré una terraza maravillosa y encantadora. La expresión «encantadora» no ha estado nunca entre mi vocabulario (me parece muy cursi) pero en esta ocasión está más que justificada.
«La Pérgola es un mirador en lo alto del restaurante que cuenta con unas vistas magníficas, una barra de bar y una pérgola central con varias mesas. A lo largo de la escalera, entre plantas y flores, hay varios apetecibles rincones con bancos de piedra, cojines y pequeñas mesas. Durante el día el entorno es precioso, pero cuando cae el sol y el cielo se va tiñendo de ocre y naranja, es absolutamente envolvente y relajante.
Ambiente chillout.
Nos acomodamos en un rinconcito del mirador, íntimo, cómodo y con buenas vistas. Sinceramente creo que no había ningún mal sitio. Elegimos uno al azar y punto.
Para beber: cervezas, vinos de la Isla, mojitos, cócteles sin alcohol… Nos acercamos a la barra y cada cual pidió a su gusto. Yo opté por un vino blanco de la Isla. Con las bebidas y cócteles tampoco hubo queja, todos contentos.
Música suave, magníficas vistas, un lugar cómodo, temperatura ideal, bebidas… Lo primero que nos prometió el cartel»: el ambiente chillout, ya estaba asegurado. «¡Vamos muy bien!» pensé para mí.
Una puesta de sol espectacular.
Otro de los reclamos era la puesta de sol. Sobre esto, solo tengo una palabra para resumir mi impresión: ¡Guau! Ninguna foto de las que te mostramos hace justicia al espectáculo y los colores que ese cielo nos regaló al poco rato de estar allí.
A veces, sin darnos cuenta, vamos como autómatas, haciendo esto y lo otro: los deberes y hasta el ocio y el placer, pero sin «echarle mucha cuenta» al asunto de vivir- que no es poca cosa- solo tachando tareas o sitios de la agenda o haciéndolos mientras pensamos en otras cosas. Pero, afortunadamente, de vez en cuando te das cuenta de que llevas un buen rato sin que se te pase por la cabeza ninguna de las miserias de la vida, solo piensas: «¡Qué bien se está aquí! Podría quedarme unas horas, o unos días mirando esto.»
“The sun is setting in a burnt orange sky; the cliffs are black silhouettes; the sea, liquid silver.”
“El sol se está poniendo en un cielo naranja quemado, los acantilados son siluetas negras, el mar, plata líquida.”
LAURA TREACY BENTLEY
Poesía para acompañar.
Llegó el turno de «Victoria, la poetisa mágica e intensa». Ahí mi escepticismo y mis prejuicios se fueron juntos a la basura. Era una chica sociable y muy simpática, que a ratos, muy suavemente, sin que sintiéramos que interrumpía en ningún momento nuestras banales conversaciones, nos entretenía recitando pequeñas historias. Historias que sonaban a las décimas populares de los verseadores canarios.
¡Una pizza riquísima!
Ya habíamos dado nuestra total aprobación al sitio, al ambiente, a la puesta de sol, a los cócteles y a la poetisa. Solo nos quedaba por probar la comida.
La terraza «La Pérgola» ofrece su propia carta de tapas, y también la posibilidad de pedir pizzas del restaurante. En esta ocasión optamos por la opción pizza. Pedimos dos de la carta habitual y una vegana para una servidora.
No esperaba gran cosa, simplemente porque no tenía demasiada hambre. Pero me apetecía comer algo para acompañar la segunda copa de vino. Al primer bocado me di cuenta de que aquello estaba brutalmente bueno. No sé si el truco estará en el horno de leña en el que las hacen, en las especias, o en qué…. pero hacía tiempo que una pizza no me sabía tan rica. Al menos la mía, las otras dos no lo puedo asegurar, pero a juzgar por lo rápido que desaparecieron de los platos debían estar comestibles. 😉
Conclusión: Un sí rotundo.
Para redondearlo todo: el precioso lugar, las vistas, el ambiente chillout, la puesta de sol, el entretenimiento, los cócteles y la comida, además, tengo que decir que el atendimiento fue en perfecta armonía con el resto de cosas ¿Sabes de esos sitios donde la gente parece estar feliz de trabajar y de recibirte? Pues nada más que añadir.
Y a todo esto, quizás tú dirás: ¿No será que esa tarde estaban un poco «embriagados» de sol y cócteles? Pues un poco, sí. Ya adelantábamos al principio que fuimos de buen humor y predispuestos a pasarlo bien. Embriagados de sol, cócteles y felicidad ¿Pero acaso eso nos quita razón o criterio? Yo creo que no.
Un SÍ rotundo y absoluto a El Quinto Pino y su Pérgola.
A partir de ahora entrarán a formar parte de las recomendaciones a nuestros futuros huéspedes. Por lo que a nosotros respecta ya está «fichado» ¡Volveremos seguro!